Un planeta finito y limitado

Vivir en un planeta con una extensión tan grande en comparación con nuestro dIminuto tamaño provoca que a veces olvidemos que todos los recursos que genera la Tierra no son infinitos y que cada uno de ellos está limitado. Sin embargo, todas nuestras acciones como habitantes del mismo tienen, en mayor o en menor medida, repercusión sobre la misma.

Con nuestro ritmo actual de vida se cuestiona seriamente que la tierra pueda ser capaz de abastecer todas nuestras necesidades humanas, a pesar de que la propia naturaleza regenere sus recursos constantemente. Nuestro consumo desenfrenado de estos bienes sumado la gran cantidad de personas que habitan el planeta son el culpable de la mayoría de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera además del evidente agotamiento progresivo de dichos recursos que produce la Tierra.

Nuestra huella ecológica

Para medir el impacto que tienen nuestros actos sobre el medio ambiente, se creó la llamada huella ecológica (del inglés, footprint), la cual también está relacionada con la capacidad que tiene el planeta a la hora de regenerar sus recursos. Según la Goblal Footprint Network (encargada de medir el déficit de la huella ecológica global) el déficit de recursos se ha ido incrementando cada vez más desde el año 1970. De hecho, el año pasado se registró que la humanidad ya había consumido todos los recursos que la tierra podía producir para ese mismo año el día 1 de agosto. En otras palabras, significa que llegamos a usar los recursos de la naturaleza unas 1,7 veces más rápido de lo que los ecosistemas de nuestro planeta se pudieron regenerar. Lo cual es similar a usar 1,7 tierras. ¡Casi dos planetas enteros! Se estima que de seguir así, para el año 2030, consumiremos los recursos de dos planetas enteros.

como empezar a ser ecológico

Vivir de una manera más ecológica

Llegados a este punto, os estaréis preguntando: ¿pero cómo es posible que hayamos consumido más de lo que pueda regenerar la Tierra desde hace años y sigamos pudiendo consumirlo…?

Digamos que, hoy en día, cada vez que superamos el límite de la biocapacidad, comenzamos a vivir a base de “préstamos” de la propia Tierra el resto de meses restantes. Lo cual no es nada bueno, puesto que antes o después acaba pasándonos factura tanto a nosotros como al resto de seres vivos del planeta.

En muchas zonas del mundo estas consecuencias ya se han empezado a hacer notar en forma de sequías, inundaciones, la extinción de especies, enfermedades, etc. Además de la evidente repercusión que estos problemas tienen sobre la economía mundial y la sociedad.

Pero… ¿y qué podemos hacer cada uno de nosotros y nosotras para evitar estas catástrofes y encontrar una solución?

¡No os preocupéis! Aquí mismo os enseñamos tres formas distintas para iniciaros en vuestra transición hacia lo ecológico y reducir vuestra huella y, entre todos, lograr un planeta mejor…

cambios para salvar el ecosistema

1. En primer lugar: ¡Recicla!

Aunque pueda parecer algo bastante simple y repetitivo, no debemos subestimar la importancia de depositar nuestros residuos en el contenedor correspondiente. ¿Sabías que el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene del sector de la gestión de residuos, y el 3% son del metano desprendido en los vertederos?

El reciclaje, entre otras cosas, ayuda a reducir la contaminación, a que no se malgasten nuevos recursos para generar nuevos bienes y también el ahorro de energía que supone el mismo proceso de fabricación.

Así que ya sabes, ¡o reciclas, o collejas!

2. Apuesta más a menudo por el transporte público. ¡No conduzcas tanto!

Esto es algo que estamos hartos y hartas de escuchar, sin embargo, insistimos en su importancia. Cada vez que utilizas tu vehículo personal para desplazarte, estás liberando aún más CO2 a la atmósfera (el cual es el principal causante del efecto invernadero y asimismo, del calentamiento global). No obstante, cuando usas el transporte público (sea el autobús, el metro, el tren, etc) el nivel de contaminación es mucho menor.

De todas formas, nosotros te animamos a dar un paso más allá y ser aún más ecológicos haciendo uso de tus propias piernas o utilizando la bicicleta para desplazarte a sitios que no estén muy lejos siempre que puedas. Después de todo, estos medios de transporte, a demás de ser de los más sanos y beneficiosos para la salud, provocan cero emisiones a la atmósfera.

3. Reduce tu consumo de carne.

El sector de la ganadería tiene un fuerte impacto en el medio ambiente. Este es responsable del 15% de todas las emisiones nocivas que se liberan a la atmósfera. Además, la cantidad de alimentos que se necesitan y el impacto hidrográfico que se origina para poder alimentar a todos estos animales desde su nacimiento hasta su muerte también es preocupante. Solamente para producir un kilo de carne de vacuno se necesitan alrededor de 15.400 litros de agua.

Las dietas vegetarianas y veganas, basadas en el consumo de alimentos de origen vegetal reducen notoriamente el impacto en el medio ambiente, al necesitar menos recursos para producirse. Además, pueden ser tan beneficiosas como una dieta omnívora si se hace de forma adecuada.

Los expertos recomiendan hacer al menos unos tres días de dieta vegetariana a la semana, ya que solamente con este pequeño cambio se produce un impacto muy positivo en el planeta. Aún así, nosotros os animamos a iniciar una dieta completamente vegetariana o vegana. ¡Estamos seguros de que descubriréis nuevos alimentos que os encantarán y que os sentiréis igual de bien o mejor que hasta ahora!

Si hacéis click aquí, podréis ver un estudio más completo sobre el consumo de los alimentos que ingerimos y de qué forma afectan al medio ambiente. ¡Además, también podéis consultar nuestra guía para empezar a ser sostenible!



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